Serie: Seguimos Esperando...

Frente a todos

Un día desperté, y estaban allí, alrededor de mi cama.
Muchos con hambre, con dolor en el pecho,
con sueños perdidos… algunos, golpeados.
Los miré sorprendido, parado en el umbral de mis sueños.

—¿Qué hacen? —pregunté desconcertado.

Uno de ellos, el de ojos más vivaces y profundos,
me respondió con un susurro entrecortado:

—Seguimos esperando...

Me quedé suspendido en el silencio que tejía la noche.
Dudé: ¿les pregunto qué esperan? ¿por qué están aquí?
No me animé.
En el fondo, ya sabía la respuesta.

De pronto, recuperé la vista en la penumbra.
Ya no estaban.
¿Dónde se fueron?

Tardé unos minutos en volver a mí.

Así fue que les di vida en cada trazo de mis trabajos.
Y siempre que puedo, los muestro.
Porque quizás, si alguien se detiene, si se atreve a mirar,
también se pregunte qué esperan.

Y tal vez, en lo más profundo de su corazón,
reconozca que ya lo sabe.

Un día desperté, y estaban allí, alrededor de mi cama.
Muchos con hambre, con dolor en el pecho, con sueños perdidos… algunos, golpeados.
Los miré sorprendido, parado en el umbral de mis sueños.

—¿Qué hacen? —pregunté, apenas con voz.

Uno de ellos, el de ojos más vivaces y profundos, me respondió con un susurro entrecortado:

—Seguimos esperando...

Me quedé suspendido en el silencio que tejía la noche.
Dudé: ¿les pregunto qué esperan? ¿por qué están aquí?
No me animé.
En el fondo, ya sabía la respuesta.

De pronto, recuperé la vista en la penumbra.
Ya no estaban.
¿Dónde se fueron?

Tardé unos minutos en volver a mí.

Así fue que les di vida en cada trazo de mis trabajos.
Y siempre que puedo, los muestro.
Porque quizás, si alguien se detiene, si se atreve a mirar,
también se pregunte qué esperan.

Y tal vez, en lo más profundo de su corazón,
reconozca que ya lo sabe.

Los que abrazan el frío

La fila del viento

Las raíces del polvo

Las que aún esperan sentadas

La que mira desde el rincón del olvido

Donde el sol entra, pero no alcanza

Acerca de la Obra

"Un día desperté y estaban allí alrededor de mi cama..."

Con esa frase comencé esta serie, y desde entonces ya no hay descanso posible. La obra propone poner en escena a una infancia que no es solo marginal, sino invisibilizada: la infancia que espera, que resiste, que interpela.

"Seguimos esperando..." no busca documentar la pobreza: la encarna. A través de retratos crudos y poéticos a la vez, la serie nos enfrenta a un drama humano estructural sin caer en el golpe bajo ni la estampa costumbrista.

Cada imagen está cargada de gestos mínimos que condensan una historia: un abrazo que reemplaza la manta, una muñeca caída que ya no consuela, una niña que carga a otra como si ya hubiera asumido un rol adulto.
La estética digital no disfraza la escena, sino que la intensifica. Los trazos, las texturas, las luces cuidadosamente diseñadas no buscan embellecen el ambiente: lo revelan.

Me propongo invitar al espectador no solo a contemplar sino a detenerse, a quedarse frente a esos ojos que no piden limosna, sino reconocimiento.

Para ser sincero, esta obra es también una crítica a la indiferencia, a aceptar lo inaceptable detrás de escusas y argumentos. Una denuncia sin estridencias que intento instalar en la sensibilidad del que mira.

Cada título, cada texto que acompaña las obras, es una ampliación del universo interno de esos niños y niñas, que ya no tienen nombre propio porque pueden ser cualquiera. Y eso es justamente lo que los vuelve tan urgentes.

En un mundo saturado de miles de imágenes, "Seguimos esperando..." no grita, pero permanece. Como el polvo, como el hambre, como las preguntas que evitamos hacernos. Esta serie no exige respuestas.

Solo pide que miremos.
Que miremos de verdad.
Y que, en ese acto, algo empiece a cambiar para cambiarlo.